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Lo que bien empieza... ¿bien acaba?

Posted by Daniel PS on 15:06 in , ,
Ya hemos hablado en alguna ocasión de la precuela de 'El exorcista' y su 'Versión prohibida'. El director encargado de arreglar el desaguisado que provocó Paul Schrader fue Renny Harlin, realizador de la nueva (y nada lustrosa) serie B cuyo proyecto de mayor envergadura hasta el momento fue la segunda parte de 'La jungla de cristal'.

El chiste de esta introducción no es otro que establecer un paralelismo entre Harlin y el protagonista de su último film, 'Cleaner'. Espero que se acepte esto de último, ya que la película fue filmada hace un par de años, pero los laberínticos designios de las distribuidoras parecen estar detrás del flagrante retraso con el que hemos podido ver esta peli. A lo que íbamos, 'Cleaner' trata la muy magnética situación de un empresario del sector de la limpieza especializado en el adecentamiento de escenario de crímenes. Tom, el limpiador (o cleaner) en cuestión, recibe el encargo de acudir a una lujosa mansión donde el día antes la policía ha retirado el cadáver de un homicidio. Sin embargo, cuando más tarde acude para que los propietarios de la vivienda firmen la hoja de servicio se lleva una inquietante sorpresa: el mismo policía que hizo extraoficialmente el encargo está implicado en el asesinato, y tras limpiar el escenario del crimen Tom se convierte en el principal sospechoso.

El arranque de la cinta no sólo es espléndido por la labor de su atormentado protagonista (en clave de comedia negra ya vimos 'Tú asesina que nosotras limpiamos la sangre'), sino también por un estilo visual endiabladamente moderno que recuerda directamente a 'Requiem por un sueño'. Sin embargo, al igual que le pasaba a 'La lista', la aparente originalidad de la propuesta se va desinflando progresivamente hasta acabar convirtiéndose en un vulgar producto de intriga cortado con el mismo patrón que el 99,9 por ciento de la producción de género, incluyendo topicazos como el final pseudosorpresivo, el ambiguo personaje femenino, los malos maniqueos y el protagonista con pasado misterioso.

Eso sí, a nivel técnico cuenta con algunas bazas que, no obstante, no son difícilmente localizables en cualquier otra película de la factoría holliwoodiense. El joven director de fotografía Scott Kevan no puede ocultar que procede del videoclip, y propone un trabajo con tintes metálicos, secos y muy estéticos, remitiendo a otro trabajo posterior, 'Death race', dejando claro que debe ser uno de esos artistas de la iluminación del estilo de Matthew Libatique al que hay que seguir la pista.

Por otro lado, Richard Gibbs escribe una banda sonora alejada completamente de su producción anterior, tanto de la televisiva como de la que le hace reconocible en la comedia romántica. Con mucha pasión y gusto por la electrónica, Gibbs recuerda al Ed Shearmur de 'K-Pax' cuando no se apoya en fórmulas new age, acomplándose a la perfección al estilo visual que el director le imprime a la película.

¿Recomendamos esta peli? Ufff... Puro entretenimiento cogido con pinzas a partir del minuto 45 de visionado; el comienzo de la historia se hubiese merecido un desarrollo a la altura de lo que parecía prometerse. Además, nunca le perdonaremos a Ed Harris que en este film parezca que no es el gran actor que es. Samuel L. Jackson, como siempre: grande.

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